Había experimentado algunas molestias que se le hicieron cada vez peores, pero lo que nunca esperó ni ella ni sus seres queridos, fue una muerte tan prematura.
El tercer síntoma no tardó mucho en aparecer: se trató de un fuerte dolor al orinar, que ya se combinaba con los otros síntomas antes mencionados. Allí fue cuando su pareja le insistió en que algo andaba mal, que lo mejor era acudir al médico y hacerse examinar. Pero su miedo a tomarse la muestra fue su peor enemigo, ya que para cuando al fin se decidió a la prueba exhaustiva, un cáncer uterino se había esparcido por su cuerpo.
El terror se apoderó de la familia cuando Amanda contó que estaba botando una especie de líquido con olor putrefacto por su vagina. Dicho líquido tenía un hedor profundo a carne podrida, necrótico y nauseabundo, según relató su esposo. El líquido salía de ella y no había modo de controlar esos derrames. Se hicieron tratamientos y lavados y el olor seguía allí.
De haberse hecho las pruebas a tiempo, hubiese podido luchar contra el cáncer desde la primera etapa y hubiera logrado sobrevivir. Pero no hizo caso a esos 4 síntomas que son señales más o menos claras de que hay una formación cancerosa y es urgente la atención.
Increíble historia vamos a cuidarnos.
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